el cuarto propio: 08/22/15

sábado, 22 de agosto de 2015

SU AMOR NO ERA SENCILLO

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.

MARIO BENEDETTI

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Autobiografía de Patricia Saccomano

Me llamo así porque mi hermana era fanática del hada Patricia, y ella me puso el nombre. No voy a decir en qué año nací, así cuando sea mayor no van a poder calcular mi edad.
Tengo tres hijas, la mayor de 22 años y la menor de 3.
Vivo con ellas, con mi compañero y su hija de 18 años. Así que en casa las chicas somos mayoría.
Siempre me gustó escribir, y estudié para eso, con grandes maestros: Enrique Foffani, Abelardo Castillo y Laura Massolo.
También soy psicóloga y tengo un consultorio donde atiendo a mis pacientes. Pero además, trabajo en una institución municipal, por los derechos de los niños.
En este momento estoy retomando la literatura, luego de unos años que estaba interrumpida, especialmente, porque trabajo mucho y tuve una bebé.
Trabajé como lectora, correctora, escritora fantasma, y publiqué dos libros. Gané algunos premios nacionales e internacionales.
Tuve trabajos variados: recepcionista en una fábrica de bocinas, secretaria de un cardiólogo, y una vez corregí una enciclopedia.
Me gustan muchas cosas: leer, el cine, cocinar y comer, estar con mi familia, con mi compañero solos cuando podemos, cuidar el jardín, mis amigos, la música, el arte en general, los niños y los viejos, que haga frío y yo esté abrigada en casa, o que haya sol y podamos estar afuera.
A veces pienso que no voy a poder escribir ni una palabra, pero gracias al cielo, eso no pasa.

Un lugar para soñar, para decir, para escribir, para estar a solas con las palabras, para descansar, para crear.
Virginia Woolf escribió el ensayo Un cuarto propio en 1928. Tenía que dar una conferencia acerca de la mujer y la novela. Y se puso a pensar en la mujer y la literatura, en cómo hace una mujer para escribir.
La frase del subtítulo del blog es quizá una síntesis muy condensada de una conclusión a la que arriba Virginia en algún momento de sus pensamientos. Un espacio que contenga aquello que queremos decir.
Un espacio real, virtual y simbólico. Un hueco, una hendidura entre las ocupaciones diarias, entre eso que llamamos obligaciones, para poder contar todo lo que nos dé ganas.
Virginia Woolf tenía garantizados, ese cuarto y esas 500 libras que la tía le dejó de por vida, y que como bien nos cuenta en su ensayo, le cambiaron la vida. Pero también necesitaba otras cosas. Lo que más admiro de Virgina Woolf fue la fuerza ante las adversidades. En su caso, el sufrimiento psíquico al que se vio sometida toda su vida, en períodos más grave, en períodos más leve, pero siempre constante.
Y escribir, a pesar de todo y con todo.
Escribir con dolor, con tristeza, con angustia. A veces con alegría también, y siempre con pasión.
Las mujeres que escribimos, sabemos, que si no construimos ese cuarto propio, especialmente y antes que nada en nuestra cabeza, no encontraremos la manera de armar una frase. Escribimos con más o menos tiempo, teniendo que hacer otros trabajos y sobre todo, atendiendo a los hijos.Hay tiempos de producción y tiempos de silencios. Para nosotras éste es un tiempo de hacer, de decir, de compartir lo que escribimos, lo que pensamos, y este blog es una manera de tener nuestro cuarto propio. La lámpara está encendida y nosotras acá, con ganas de escribir.
Patricia Saccomano

Lo de las 500 libras no es tan sencillo. (Nota de Silvia Ele)

sábado, 22 de agosto de 2015

SU AMOR NO ERA SENCILLO

Para quien quiera recibir en su casilla cada entrada ni bien es publicada