viernes, 14 de agosto de 2015

DORA CARRINGTON A LYTTON STRACHEY (después de su muerte)

   
Dicen que tenemos que mantener nuestras pautas y nuestros valores vivos.
Pero ¿cómo voy a poder yo, si sólo los conservaba por ti? Todo era por ti. Amaba la vida únicamente porque tú la hacías perfecta; y ahora ya no queda nadie con quien contarse chistes o hablar de Racine y de Molière, de planes, de trabajo y de la gente.
Soñé otra vez contigo la otra noche. Y cuando me desperté fue como si acabaras de morir. Cada día lo encuentro más difícil de soportar, ¿para qué vivir ahora? Echo un vistazo a nuestros libros preferidos e intento leerlos, pero sin ti no me dan ningún placer.  Me acuerdo sólo de las noches en las que tú me los leías en vos alta, y entonces lloro.