Mi
abuelo era zapatero y mi papá también, aunque no fue su único
oficio. Mi
abuelo
llegó a tener su propia fábrica. Había comenzado de chico,
aprendió el
oficio
cuando mi bisabuela enviudó muy joven y al quedarse sola con cuatro
hijos
varones tuvo que tomar decisiones. A mi abuelo le tocó trabajar. Lo
mandaron
al taller de un zapatero que no lo trataba bien, pero le dejó en
herencia
su saber de zapatero. Después, cuando era ya un señor demasiado
grande
para ir a la escuela según mi mirada infantil, terminó la primaria
(mi
abuelo,
no el dueño del taller).