Julio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914. Si no hubiera muerto en 1984, hoy cumpliría 101 años.
Pero Cortázar no morirá nunca.
Hoy le haremos un pequeño homenaje recordando una de las joyitas que nos acompañarán siempre, de su libro Historia de Cronopios y de Famas.
CONSERVACIÓN DE LOS RECUERDOS
Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la
siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo
envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra
la pared de la sala, con un cartelito que dice: «Excursión a Quilmes», o:
«Frank Sinatra».
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los
recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el
medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen:
«No vayas a lastimarte», y también: «Cuidado con los escalones.» Es por
eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las
de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se
quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza
comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.
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