En Estaciones de paso, Almudena Grandes da muestra, una vez más, de una rigurosidad narrativa no exenta de gracia y destellos de originalidad. El escenario donde transcurren estas cinco historias es la adolescencia, pasaje obligado y único hacia el mundo de los adultos. Un lugar y un tiempo, una estación de paso, donde las experiencias vividas cobran una perdurabilidad y una significación posterior imborrables.
Cinco cuentos largos en donde los personajes viajan a través de situaciones
inevitables y decisivas, experiencias que dejarán huellas, valores y
aprendizajes que permanecerán más allá de esta etapa.
En la primer historia, Demostración de la existencia de Dios, un joven de quince años, en clave de monólogo interior y al ritmo de un partido de fútbol, mantendrá una conversación con ese Dios que los otros dicen que existe, casi una diatriba, una desgarradora manifestación de dolor e impotencia frente a la muerte absurda y reciente de un hermano afectado de leucemia.
En la primer historia, Demostración de la existencia de Dios, un joven de quince años, en clave de monólogo interior y al ritmo de un partido de fútbol, mantendrá una conversación con ese Dios que los otros dicen que existe, casi una diatriba, una desgarradora manifestación de dolor e impotencia frente a la muerte absurda y reciente de un hermano afectado de leucemia.
En Tabaco y negro, una muchacha navega entre la frustración y el recuerdo
reparador de un talento heredado que la salvará del fracaso.
Es difícil bajar del pedestal a los ídolos, reconocerlos endebles y miserables,
esto es lo que le ocurre a Carlos, el protagonista de El capitán de la fila india,
que evoca aquel verano en el campo en que por primera vez se había
instalado en él una ideología política.
En Receta de verano, Maite no cejará fácilmente en su intento de recuperar el
exacto sabor de un budín de atún, el plato preferido de su padre inválido.
Cocinará sus incertidumbres, y se enfrentará por primera vez a la irrupción del
amor en su condición de mujer.
La última de las historias, Mozart, y Brahms y Corelli, tal vez el más previsible
de los cuentos, narra la vida de un chico feo y gordo que a pesar de sus
aparentes desventajas, logrará, amparado en la belleza de la música, acaparar
la atención de prostituta más linda e inalcanzable.
Almudena Grandes indaga, de manera profunda en cada historia, las
motivaciones psicológicas de los conflictos de esta etapa de la vida que
inevitablemente debemos atravesar para conquistar la adultez.
Es el protagonista de los hechos quien en cada uno de los cuentos narra sus
experiencias. De este modo, la autora, puede dar rienda suelta a una destreza
narrativa que ya había quedado demostrada en sus libros anteriores. Un punto
de vista posterior a los hechos, los sanciona de otro modo, dándoles una
significación retrospectiva capital para cada uno de los personajes en cuestión.
No falta el humor dentro del dolor ni el romanticismo torpe de una edad en la
que cierta ingenuidad candorosa define los actos y los dichos de estos jóvenes.
Un libro que nos remonta a una época irrepetible, a través de cuentos de
cuidada estructura y esmerado lenguaje. Un tránsito inevitable por una etapa
de la vida que sin dudas, Almudena Grandes se ocupa de dejarlo en claro, nos
marca para siempre
Patricia Saccomano
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