sábado, 26 de septiembre de 2015

VIRGINIA


La preocupación de Virginia Woolf acerca del destino de las mujeres y de

cómo debían entenderse las relaciones entre ambos sexos surge en parte de

los condicionamientos de la época. La niñez y la adolescencia de los pequeños

Stephen coincidieron con el final de una era en la cual los destinos de los

hombres y de mujeres diferían por completo. Que ellas tuvieran que optar

entre seguir los modelos establecidos o desobedecerlos implicaba un alto

costo personal y social que podía tener consecuencias incluso en la relación

entre hermanos.No bien ingresaban en el colegio y salían de la esfera

hogareña, los varones tomaban caminos que a las mujeres les estaban

vedados.”




A las mujeres de su clase se las educaba para el matrimonio, pero Vanessa y

Virginia respondían, no obstante, al secreto llamado de sus sueños. El deseo

de ser escritora y la conciencia de lo deficiente de su formación escolar

hicieron que Virginia no fuera sólo una niña alegre y juguetona, sino que se

distinguiera como fina observadora; sus preguntas demostraban que su

intelecto y su sensibilidad estaban lejos de quedarse en la superficie de las

cosas. Ya que el mundo de las apariencias nunca le interesó y siempre prefirió

centrarse en su propia percepción de la realidad, desde pequeña comprendió

que para ser el tipo de escritora que deseaba, debía capturar en palabras las

sensaciones y las visiones que el mundo le ofrecía. Como surge de sus diarios,

es evidente que su búsqueda encontraba paralelo en la de su hermana, y que

ambas se apoyaban mutuamente. A los quince años Virginia escribió: ‘Nessa

sostiene que nuestros destinos residen dentro de nosotros mismos’.”

 Irene Chikiar Bauer



de  Virginia Woolf.La vida por escrito


(Taurus 2012)

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