lunes, 8 de febrero de 2016

TRÁMITES

Cómo odio hacer trámites. Pero una vez que empiezo, tengo que terminar. Resulta que para todo hay que hacer un trámite, llenar un formulario, tener la fotocopia del original, sacar un certificado, con firma y sello y membrete y el escribano y la tía y la abuelita.
Hay cosas que me dan envidia, entre otras, la gente que con total naturalidad, suerte, sincronización de planetas, no sé cómo, hace fácilmente todo tipo de trámites.
No es mi caso. Y antes era peor. Una atmósfera como de cielo tormentoso me envuelve cuando tengo que sí o sí hacer un trámite. Ordeno y guardo papeles en cajas, en folios, en bolsitas, en sobres papel madera con etiquetas orientadoras, pero pierdo, traspapelo, olvido y jamás encuentro lo que necesito en el momento en que lo necesito.

miércoles, 27 de enero de 2016

HACER UN LIBRO O UN RELATO INOLVIDABLE


En marzo de 1917 Leonard y Virginia compraron una pequeña

imprenta manual. Este acontecimiento fue definitivo en sus vidas

porque les permitió comenzar a imprimir y apasionarse en esta tarea,

que dio lugar a la formación de The Hogarth Press, donde editarían

textos propios, de sus amigos y de personalidades como el mismo

Sigmund Freud, Lytton Strachey y tantos otros.

Respecto a la tarea de imprimir Virginia escribió en una carta a

Margaret Llewelyn Davies:

No podemos parar, y veo que el imprimir puede llegar a absorberte

la vida por completo”. “Tras dos horas de trabajo en la prensa,

Leonard exhaló un terrible suspiro y dijo: ‘Ojalá nunca hubiésemos

comprado este maldito artefacto’. Para mi alivio, aunque no para mi

sorpresa, añadió: ‘Porque nunca volveré a hacer ninguna otra cosa’.

No puedes imaginarte, lo excitante, ennoblecedor y satisfactorio que

es”.

MI TIGRE


Acá lo tienen, pueden verlo, tal vez  lo aprecien y conozcan más que yo misma.

No puedo decir que no sé de él , que ignoro su presencia, su estancia en mí, otrora.

 
No puedo ignorarlo simplemente porque se metió en un florero. ¿Pero cómo fué 

que llegó allí?


Este no es el otro tigre , el de Borges , fuerte, ensangrentado y nuevo. Este es el mío.


No se paseó por las márgenes del Ganges, ni llegó caminando de Sumatra o Bengala.


Aunque es cierto, no siempre estuvo encerrado. Lo recuerdo de cachorro,

indomable, caminando por los renglones de mi cuaderno de primer grado,

queriendo atravesar mis primeras letras.


O en el cajón de las medias, mordisqueando talones de zoquetes.


Robando las cucharitas de postre, en la cocina y rondando la jaula del canario.


Mi tigre sabía de travesuras, de engaños, de instinto salvaje mal disimulado.

lunes, 18 de enero de 2016

BIBLIOTECAS



Hay una imagen de mi infancia que persiste: una torre de cuentitos. No

sé por qué, pero así los guardábamos, y cuando la torre era de mi

tamaño, hacíamos otra. Supongo que no habría lugar en mi casa para

guardar mis cuentitos, o yo no tendría una biblioteca. O quizá mi madre

los ponía de ese modo para que los tuviera más a mano.

Me veo a mí misma con cuatro años explorando esa torre-biblioteca,

sacando, poniendo y volviendo a sacar. Sin saber leer, ya sabiendo

de memoria, aprendiendo las letras, muriéndome por saber.

Más tarde el modular, ese mueble con varias funciones, entre otras:

biblioteca. Un sector que ,de entrada, ya era chico.

miércoles, 21 de octubre de 2015

FRASES


La necesidad de escribir viene de la necesidad de encontrarle un sentido a nuestra vida y de descubrir nuestra utilidad”
John Cheever
(1912-1982)

El arte del descanso es una parte del arte de trabajar”
John Steinbeck
(1902-1968)

En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”
Gabriel García Márquez
(1927-2014)

martes, 13 de octubre de 2015

LAS TUSQUETS













 Esther Tusquets







Tengo un aullido en mi interior, normalmente, durante el día, me deja

tranquila, pero por la noche, cuando me tumbo en la cama e intento dormir,

él se despierta y empieza a merodear como un gato furioso, me araña el

pecho, me crispa la mandíbula, me golpea las sienes. Para calmarlo, a veces

abro la boca y finjo gritar en silencio, pero no logro engañarlo, sigue ahí,

enloquecido, intentando romperme. El amanecer, los niños, el pudor, los

quehaceres cotidianos lo enmudecen y amansan durante unas horas, pero

luego, al caer la noche y quedarme sola, llega puntualmente a nuestra cita. 

Cierro los ojos con fuerza. Los abro. Aquí está de nuevo.”









             

 

Milena Busquets Tusquets